2 resultados para Analgesia

em Universidade Complutense de Madrid


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Los opiáceos producen una serie de efectos farmacológicos en los caballos entre los cuales destaca la analgesia, ejercida principalmente sobre el sistema nervioso central. No obstante, también producen otros efectos no deseados como son sedación, excitación, depresión cardio-respiratoria, disminución de la motilidad gastrointestinal, aumento de la actividad motora, leve hipertermia y, en dosis crecientes, sueño profundo y coma. El representante principal de este grupo farmacológico es la morfina, la cual ejerce un efecto analgésico muy potente en esta especie animal, haciendo que su uso sea de gran interés en la clínica equina. Actualmente, uno de los usos clínicos más interesantes de la morfina es el tratamiento del dolor ortopédico severo en el caballo. Sin embargo, el principal inconveniente es que la morfina también da lugar a las reacciones adversas generales de los opiáceos destacando las producidas sobre la actividad motora (marcha compulsiva), por lo que su uso estaría contraindicado en animales con problemas músculo esqueléticos que requieran guardar reposo. Estos efectos adversos indeseados, así como la ausencia relativa de evidencia con respecto a la producción de analgesia en caballos con enfermedades que se producen de manera natural hacen que su utilización sea más limitada y exista controversia en lo que respecta a su eficacia y uso clínico. Para controlar o prevenir los efectos indeseados de los opiáceos, éstos se pueden administrar dentro de un protocolo de neuroleptoanalgesia, es decir, administrar de manera conjunta un neuroléptico (tranquilizante o sedante) y un analgésico opioide. Esta combinación farmacológica permite reducir la excitación que producen los opiáceos, por lo que supone una buena alternativa en aquellos pacientes que requieran un efecto analgésico potente y en los que queramos evitar el riesgo que suponen algunos efectos adversos de los opiáceos...

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La mayoría de los pacientes que ingresan en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) precisan de la administración de analgésicos y sedantes, para aliviar el dolor, la ansiedad, el estrés y facilitar la aplicación de cuidados y de técnicas de soporte vital, como la ventilación mecánica (VM). La analgesia y la sedación son una práctica habitual en la UCI y constituyen parte integral del tratamiento del paciente crítico. Su aplicación nos permite mantener un óptimo nivel de confort y seguridad en nuestros pacientes. Sin embargo, su uso no está exento de complicaciones, derivadas en su mayoría de su infra o sobre utilización, que pueden prolongar la VM, complicar la evolución y pronóstico del paciente crítico e incrementar el coste sanitario. En esta última década existe una amplia evidencia de que utilizar las mínimas dosis necesarias de analgo-sedación y promover una sedación ligera cooperativa, mediante la implementación de guías, algoritmos o Protocolos de Analgo-Sedación (PAS), tiene importantes beneficios para el paciente como la disminución del tiempo de VM, de las dosis y tiempos de sedación, de la incidencia de neumonía asociada a ventilación mecánica (NAVM) y de trastornos psicológicos (delirio y síndrome de estrés postraumático), de la realización de pruebas de imagen, la estancia y mortalidad en UCI y hospitalaria...